miércoles, 25 de enero de 2017

NOS ESTÁN ASESINANDO

Desgraciadamente el título no es una exageración, es literal. Cada año más de 600 trabajadores mueren por falta de seguridad en el trabajo, víctimas del terrorismo patronal que se hace rico a costa de la explotación que ni siquiera garantiza que no vas a morir al acudir a tu puesto de trabajo. Iba a decir que no vas a perder la vida, pero la vida sí se pierde en trabajos de mierda con sueldos miserables. Cada año aumentan los “accidentes laborales” mientras nos venden que los avances tecnológicos facilitan nuestra seguridad. Este aumento no puede entenderse sin los millones de parados, pues muchos nos vemos obligados a aceptar trabajos en lamentables condiciones y se aprovechan del miedo al paro para que se acepte cualquier cosa y haya miedo a protestar para no perder el trabajo, aunque ello suponga poder morir. Al Estado no le importan estas muertes, para esos psicópatas sólo somos cifras. Los responsables de estos asesinatos nunca pagan por ello, inspección de trabajo hace la vista gorda y carpetazo al asunto. Es un genocidio silenciado. Los detenidos y condenados somos quienes luchamos por el derecho a un trabajo digno, así con todo.

A esos asesinatos hay que sumar todos los trabajadores y parados que son empujados al suicidio por haber sido sometidos a la peor desesperación: la de no tener ni una vivienda asegurada, por ejemplo. En el Estado español cada año se suicidan más de 3.000 personas según cifras oficiales, probablemente recortadas, la mayoría por problemas económicos. Hay quienes con un cinismo insoportable asegurarán que se suicidan porque quieren, como si uno tuviera la culpa de sufrir una profunda depresión por no tener ni los derechos básicos garantizados. Evidentemente no se hubieran suicidado si hubieran podido disfrutar de una vida plena sin la guadaña de la miseria. Otras cifras que se ocultan, no fuera que la farsa del “Estado del bienestar” fuera más cuestionada.

Por si fuera poco, también hay que sumar los asesinados por la conocida como “pobreza energética”, que no es otra cosa que pobreza y punto. Pero estos capitalistas se las saben todas para dividirnos a los pobres e intentar vendernos que sólo es pobre de verdad el que muere de hambre. Cuando uno ha de escoger entre comer o calentarse y tiene que iluminar el piso con velas, está en la absoluta miseria. 7.000 personas mueren cada año como consecuencia de la falta de luz, calefacción, etc. Los incendios y las enfermedades provocadas por el frío, se ceban especialmente con los bebés y ancianos. Hay muchos casos silenciados como el de cuatro hermanos de entre 4 y 12 años de Vendrell, que murieron quemados por tener que calentarse con fuego. Los medios no lo llaman terrorismo y la izquierda domesticada tampoco, está muy ocupada condenando los disturbios en manifestaciones anticapitalistas.

Hasta ONG’s que forman parte del sistema, se han alarmado por los millones de niños que ni siquiera pueden comer bien en este Estado. No son pocos los profesores que han denunciado que hay niños que se marean a menudo en la escuela por ir sin comer. La desnutrición infantil y los problemas que esta acarrea de por vida, las familias que buscan comida en contendores y que en ocasiones se han intoxicado, las ancianas que con pensiones de miseria no pueden ni alimentarse como es debido…También restan años de esperanza de vida, merman la calidad de esta y ocasionan muertes evitables.

Los recortes en sanidad son otra de las múltiples formas con las que asesinan. ¿Cuántas personas se hubieran salvado con una atención mejor? Son de sobras conocidas las fotografías de camillas apiladas en los pasillos de hospitales públicos y las quejas de miles de pacientes a los que les han hecho pagar hasta el agua o los han enviado a casa aunque no estuvieran en condiciones. ¿Cuántas personas han muerto esperando una operación urgente? Hace pocos días moría otra mujer que llevaba 5 años esperando una operación. Ayer moría una niña de 8 años tras horas esperando una ambulancia, porque mientras invierten miles de millones en represión o en un ejército imperialista, ni siquiera pueden asegurar un servicio digno de ambulancias. Esa es la libertad del capitalismo: que tu hija muera por no tener una ambulancia disponible en horas. Nos podría haber pasado a cualquiera de nosotros o de los nuestros. Nos están asesinando y desgraciadamente, podría poner muchos otros ejemplos que suman miles de muertos más: personas que mueren por dormir en la calle, víctimas de violencia policial como Iñigo Cabacas o los 15 inmigrantes del Tarajal, revolucionarias y presos comunes exterminados en prisión sin asistencia médica, víctimas de las invasiones imperialistas en las que participa el Estado español, víctimas de la violencia machista, del nazismo y de las drogas, etc. Ya decía el Che que “el capitalismo es el genocida más respetado del mundo”. Como poco, debemos llamar a las cosas por su nombre: estamos gobernados por genocidas que cuentan con numerosos cómplices bien pagados y policías, jueces y fiscales que los protegen.


Con Franco, como asesinaban fusilando o con garrote vil, hasta los progres legitimaban la resistencia armada ante sus asesinatos. ¿Acaso ahora no asesinan? Las miles y miles de asesinadas citadas anteriormente demuestran que el genocidio sigue aunque en la mayoría de casos no sea a tiros. Ante semejante terrorismo de Estado, ante tamaña barbarie que aún nos escandaliza a pocos, toda lucha es legítima. La magnitud de su violencia no puede calcularse con cifras porque además, somos más que cifras. A un asesino en serie no se le combate con moderación, que también recordaba Ernesto Guevara que implica traición. Para derrotar a estos genocidas en serie, harán falta más que palabras. Esto es una guerra de clases y nos están matando, pero no tienen ni la decencia de dejar que nos alegremos si hay una respuesta a sus crímenes y por unos instantes, es su clase la que cuenta con bajas. Nos están matando, mañana puede tocarnos a nosotros o a uno de los nuestros y como decía Malcolm X: “En cuanto a la no violencia, es criminal enseñar a una persona a no defenderse cuando es víctima de ataques brutales. Ni siquiera lo llamo violencia cuando se trata de autodefensa, yo lo llamo inteligencia”. Si de verdad interiorizamos que si nos tocan a uno, nos tocan a todos, cuando asesinen a compañeras de clase, sentiremos que nos están asesinando.


sábado, 21 de enero de 2017

CARTA DE DESPEDIDA DE UN GUERRILLERO A SU HIJA PEQUEÑA

Comparto, porque me parece muy digna y emotiva, la carta del guerrillero del DHKP-C, Huseyin Gulmez, que escribió a su hija pequeña antes de partir con la guerrilla a las montañas. Hace pocas semanas, un bombardeo del ejército turco, asesinó al guerrillero y a 9 más.



Hola mi hija,

Te escribo desde las montañas que se rebelaron contra la injusticia y la tiranía. Eres pequeña, tal vez no sepas lo que significa papá. No tienes edad suficiente para leer y entender lo que estoy escribiendo. Lo entenderás cuando crezcas. Por supuesto, al principio me culparás, te enfadarás. "¿Por qué mi padre no está a mi lado?", Preguntarás. La pregunta "¿Por qué está en las montañas, no me ama?" Vendrá a tu mente y ahondará en tu cabeza. Tal vez te enfadarás y dirás: "No amo a mi padre". Has de saber esto mi niña: estoy aquí porque te amo. Estoy librando la guerra. ¿Qué hace un padre que ama a su hija? ¿Qué hace alguien que ama a su patria, ¿qué deben hacer? ¿Puede protegerlas mirando hacia otro lado? ¿Podría esto ser llamado amor?

Ciertamente, no puede ser amor. Los que aman a sus hijas también aman a su patria. Si uno no ama a su patria, no ama a su hija. Mientras nuestra patria está bajo ocupación encubierta, si nuestros jóvenes y niños están atrapados en las drogas, la ludopatía y la prostitución, si uno olvida su cultura y su vida, y llama amor a la decadencia, entonces la palabra "amor" está muy vacía. Nuestro amor es el más hermoso. Incluso si es distante, incluso si es imposible, a sabiendas de que vamos a morir por lo que amamos.

Si estuviera a tu lado, tal vez no podría protegerte. La llamada protección no es para proteger de algunas personas, no puedo protegerte del sistema decadente del Estado. Millones de niños como tú están sin protección, se ven afectados por las políticas estatales de decadencia y agonizan enganchados a las drogas, la ludopatía y la prostitución. Nuestros hijos e hijas que cuidamos y protegemos como nuestros ojos, están siendo atascados en drogas, prostitución y suicidio. Se están convirtiendo en personas deprimidas, están perdiendo sus valores. Se están olvidando de sus costumbres y hábitos. Están olvidando su cultura y su lengua. Están desempeñando el papel del individuo egocéntrico y egoísta que el capitalismo quiere. ¿Qué dice el capitalismo? "No confíes ni en tu papá", ¿es así?

No, ciertamente no lo es. Papá es como un árbol frutal. Incluso si la fruta ha desaparecido, puedes estar en su sombra. Una persona degenerada por el capitalismo no tiene respeto por sus mayores ni tiene amor por sus pequeños. Atacando y degenerando directamente nuestra cultura atacan nuestra cultura, lenguaje, educación, nuestra historia. Quieren que lo olvidemos todo. Están tratando de imponer su propia cultura decadente. Aprendimos a no inclinar nuestras cabezas de Shah Huseyin, Bedrettin, Pir Sultan. Aprendimos de Dadaloğlu, Köroğlu y Hekimoğlu a vengarnos, de Mahir aprendimos a no rendirnos, de Dursun Karatas a romper el aislamiento.

Esta es nuestra historia de épocas que son demasiado para encajar en los libros. Ha habido un Yazid en cada siglo, pero también un Hussain que se levantó contra el Yazid. Ha habido DHKC. El capitalismo es el Yazid de hoy. Hay fascismo en nuestro país. Al atacar los valores del pueblo, el fascismo los hace individualistas. De esta manera inculca la cultura de la decadencia. ¿Qué vamos a hacer al respecto? Vamos a luchar en el lado del DHKC. Fortaleceremos la lucha. Vamos a estrechar el campo del capitalismo. Tomaremos a nuestros hijos y los sacaremos de la cultura de la decadencia.
Daremos nuestra cultura, la cultura de Anatolia. No digas: "Mi hijo está en la ciudad, ¿cómo pelearé en las montañas?". ¿De verdad crees que podremos saber lo que nuestros hijos hacen en la ciudad? El problema no está en nuestros niños, está en el sistema y hemos de pelear contra este. ¿No se echa de menos a los hijos? Sí, echo de menos a mi hija en las montañas. Estoy extrañándola como echo de menos el Socialismo durante años. La existencia de mi hija me da fuerza en la guerrilla. Ella es mi razón para pelear. Mi chica es mi fe y mi audacia.

Si la gente no tiene el deseo de luchar, significa que no tienen razones también. Tengo mis razones. Nuestra legitimidad histórica, el amor por nuestro pueblo y la patria, nuestra devoción al partido y mi niña más dulce del mundo. Estas causas pueden crecer en número. Porque tenemos muchas razones para pelear. Quiero que mi hija se aferre a su historia, cultura, idioma, costumbres y práctica cuando crezca. No tengo ninguna duda de que será así. Si sucede que caigo en esta guerra, quiero que mi hija tome la bandera roja del lugar donde caí y la coloque en el palacio de nuestro enemigo. No quitamos a nuestros hijos de los revolucionarios, porque los revolucionarios son los hijos del pueblo. Ellos son el futuro de este país.

Nuestros hijos no deben morir por las drogas, ni de cáncer, ni ser los perros de Yazid. Que sean revolucionarios, que sean la esperanza de este país y del mundo. Nuestros hijos son hijos de la esperanza. Merecen el futuro más hermoso, la boca llena de sonrisas, las fiestas más bonitas. Lucharemos y ganaremos esas cosas bonitas. Lucho en las montañas con la guerrilla del DHKC con esta creencia. Siento orgullo y honor por eso. Debido a la línea inflexible de mi partido siento que le debo una deuda a este respecto. Estoy agradecido por su marcha hacia la revolución con pasos firmes sin llegar a un acuerdo con el enemigo en la historia.

¡VIVA NUESTRO LÍDER DURSUN KARATAŞ!

¡VIVA EL FRENTE REVOLUCIONARIO DE LIBERACIÓN DEL PUEBLO!


martes, 17 de enero de 2017

GAMONAL, UN EJEMPLO PARA SIEMPRE.

Hace 3 años que el barrio de Gamonal, en Burgos, dio una lección de cómo conquistar pequeñas victorias antes de la revolución que lo cambie todo. Se oponían a la construcción de un bulevar en el barrio, una obra millonaria que sólo favorecía a los especuladores y no a las numerosas necesidades que tenían. Tras numerosas protestas pacíficas, a las que el ayuntamiento no hizo caso, no quedó otra que intentarlo a las malas, que es el único lenguaje que entienden los capitalistas. Se atacaron las obras, hubo enfrentamientos con la policía, barricadas, se rompieron cristales de bancos, siguieron las manifestaciones con cortes de tráfico, etc. Las detenciones y el acoso de un ejército de antidisturbios no frenaron a los luchadores y luchadoras que demostraron que con insistencia, unión y fuerza, las conquistas son posibles. Tras varios días de disturbios, el ayuntamiento se vio obligado a ceder y paró definitivamente las obras. En pocos días de enfrentamientos se consiguió más que en meses de protestas pacíficas. Eso no quita que fueran necesarias, sobre todo para demostrar que así no cedían, para difundir y para organizar.

Como siempre, la izquierda domesticada de IU, condenó los ataques a sucursales bancarias, a las obras y la autodefensa frente a la violencia policial. Hicieron el ridículo una vez más, porque sin estos enfrentamientos, el alcalde no hubiera cedido para poner fin a unas protestas que se le iban de las manos. Esas son las protestas que temen, las que no pueden controlar, las que no siguen las indicaciones de la policía como si de un rebaño se tratara y los sicarios del capital fueran los pastores. Con la pata izquierda del régimen no se puede ir a ningún lado, más que a perpetuar la legalidad asfixiante. Si los manifestantes de Gamonal hubieran hecho caso a IU, les hubieran impuesto el bulevar, porque quedó demostrado que sólo con protestas tranquilas no iban a ceder. Fomentando el legalismo y el derrotismo, el concejal de IU en el ayuntamiento de Burgos declaraba: "“Ya no podíamos hacer más. Nuestro objetivo era concienciar a los ciudadanos, y ya lo habíamos logrado. No conseguimos nada por las vías institucionales y no podemos apoyar a grupos violentos". Es importante recordar estos ejemplos para que no puedan frenar más luchas serias llevándolas por los cauces domesticados que no conquistan más que miseria, explotación, paro, etc. 

Como en toda lucha seria, se cumple aquello de que “quien algo quiere, algo le cuesta”. Se logró paralizar las obras y costó detenidos y algunos heridos. No hay soluciones fáciles ni cómodas como prometen los cretinos de Podemos, la lucha cuesta represión. Si ante los primeros detenidos el resto de manifestantes se hubieran ido a casa, no estaríamos hablando de una victoria. Pero dieron una lección de constancia, luchando con aún más ganas frente a la represión, porque cuando se utilizan unos métodos de lucha adecuados también se cumple el “quien la sigue, la consigue”. Es otra de las cosas que los líderes de la izquierda domesticada no quieren: arriesgarse el pellejo. Están muy cómodos en sus poltronas cobrando abultados sueldos del Estado a cambio de decirles a sus bases que sigan tranquilitas en el rebaño haciendo caso a los pastores policías. Lo más triste es que la mayoría de sus bases, a diferencia de ellos, no viven en la comodidad sino todo lo contrario.

También toda lucha seria despierta la solidaridad y fueron especialmente emotivas las manifestaciones que hubo por todo el Estado, también con disturbios, en apoyo al barrio. La represión que sufrieron es efímera, pero la victoria y la lección de Gamonal son para siempre. Hay incontables ejemplos más, pero cada vez que nos digan que saltarnos la legalidad no sirve y que “hay que ser buenos chicos” (para el Estado, claro) les recordaremos que como en Gamonal, la desobediencia civil en todas sus formas, es imprescindible y da sus frutos. Que no podemos descartar ningún método de lucha, pues todos son legítimos y necesarios. En Gamonal vencieron, y aunque no siempre se vence, hay una cosa clara: plantando cara como lo hicieron tenían la posibilidad de vencer, yendo por las buenas no les hacían caso y por lo tanto, no había posibilidad alguna.

El día que haya un Gamonal o más en cada ciudad, con la misma o más intensidad, empezarán a temblar y se verán obligados a ceder derechos y libertades. Por el momento, nos siguen saqueando con suma facilidad derechos y libertades que había constado mucha sangre conquistar, demostrándose una vez más que por las buenas no podemos frenarlos. Por eso, hoy que los vendehumo alejan la lucha de las calles o la domestican hasta el ridículo, es tan importante recordar la lección que nos dejó, para siempre, Gamonal.