jueves, 16 de julio de 2015

El peor oportunismo (disfrazado de marxismo)



  El peor oportunismo es el que se disfraza de marxismo. Lenin dedicó su vida a combatirlo y por ello, los oportunistas y reformistas de todo pelaje, lo llamaron sectario en incontables ocasiones. Pero Lenin como marxista ejemplar, no se dejó llevar por el oportunismo y gracias a su firmeza, entre otras cosas, el Socialismo acabó triunfando en la URSS. Un siglo después, los oportunistas aprovechan la crisis capitalista para intentar infectar de ideología burguesa, pues el reformismo lo es, al movimiento revolucionario y a simpatizantes que vacilan entre una y otra posición. No se cansan de repetir las mismas calumnias con las que el oportunismo trató de destruir a los bolcheviques: que hay que llegar a las masas al precio que sea, que el partido comunista no es imprescindible o que los que defendemos los principios comunistas somos unos sectarios dogmáticos. Eso tiene fácil contestación, otra cosa es que las propias masas necesiten la experiencia que les demuestre, como está sucediendo en Grecia, que no se puede confiar en el reformismo. Eso no quita que no debamos avisar del timo que se viene encima. Eso es ejercer de vanguardia y  lo que tanto desprecian los oportunistas, que por una mezcla de cobardía, comodidad o ingenuidad en algunos casos, quieren llegar a mucha gente aunque sea a costa de mentir con falsas promesas como un partido del sistema más.

Más vale llegar a unos pocos con la verdad, pues ya serán muchos un día, que llegar a millones con la mentira como Podemos o Syriza. Con lo primero hay sólidos cimientos para empezar a construir, con lo segundo sólo humo que se desvanece y que no sirve para construir nada. Mintiendo al pueblo sólo se retrasa aún más la Revolución y encima es una frivolidad intolerable jugar con las ilusiones de tantas personas desesperadas. Prometiendo salidas fáciles a la par que imposibles, se ganan votos, votos inútiles porque ni siquiera pueden conquistar importantes migajas y eso sirve para todo menos para elevar la conciencia de las clases populares, que es el deber de cualquier revolucionaria.

Dicen que llegamos a cuatro y no es así. Pero es que aunque llegáramos a cuatro, más vale llegar a cuatro con la verdad que a millones con la mentira. Por esa regla de tres promoveríamos los discos de Bustamante y no las citas de Bertolt Brecht porque el primero llega a millones y el segundo a muchísimos menos aunque sea comunista. El mismo Bertolt decía en referencia a los politicuchos, que quienes conocen la realidad y la callan, son unos criminales. Encaja perfectamente con los Anguita de turno silenciando las torturas, condenas eternas y asesinatos de comunistas por parte del Estado cuya Constitución tanto ha defendido o con Pablo Iglesias justificando los recortes y privatizaciones del gobierno griego. Estos oportunistas disfrazados de marxistas luego tienen la poca vergüenza de decir admirar al Lenin que tanto los combatió o revoluciones, que como la que trajo la URSS, empezaron con cuatro. Cuatro pero con la línea revolucionaria correcta. Ya decía Mao, que supo mucho de esto porque siendo muy pocos fueron concienciando a un país de cientos de millones de personas, que cuando la línea del Partido comunista es correcta, si no se tienen combatientes al principio por las dificultades a las que se enfrenta, se tendrán. Así ha sido en todas las revoluciones socialistas en las que unos pocos han creado el germen. Los bolcheviques años antes de la Revolución eran incluso sólo tres en ciudades inmensas. Pero tres dispuestos al mayor de los sacrificios por organizar las luchas. Jugándose torturas, exilio, cárcel o el mismo asesinato, lo mismo que han soportado aquí los militantes del PCE (r).

Estos oportunistas tienen la falta de escrúpulos de poner como ejemplo a la URSS, la revolución china o la cubana, insultando al modo de organización que tuvieron los revolucionarios que las organizaron y que empezaron siendo cuatro pero con una línea revolucionaria y no siendo apéndices de los opresores como Podemos, IU o Syriza. Renuncian al partido comunista porque no cabe en su comodidad jugarse algo por militar o simplemente por apoyarlo, quieren cambios sosegados. Cambios que por otra parte jamás llegarán por esos cauces, en todo caso cambios para que todo siga igual. Pero también renuncian a la función educadora del Partido comunista porque no quieren inculcar a las masas principios revolucionarios sino moverlas al precio que sea. Para ellos el movimiento lo es todo, aunque no camine hacia una meta concreta que sí pueda traer importantes conquistas en cuanto a derechos y libertades. ¿Que ahora las masas no apoyan al partido comunista? Pues en vez de fortalecerlo o apoyarlo para que así sea un día, lo desprecian. No ponen los medios para elevar la conciencia y acercarlas al Partido, esa es la esencia del oportunismo disfrazado de marxismo. Vamos, no lo digo yo, fueron los clásicos marxistas quienes sentaron las bases que estos quieren pasarse por el forro tergiversando su mensaje. Algunos dicen que Podemos no es suficiente pero que hay que apoyarlo. Pues si según ellos no es suficiente, ¿por qué no apoyan algo a parte? ¿Por qué desprecian la labor de los comunistas llamándonos sectarios por no vender humo y no unirnos con quienes llevan a Guardias Civiles que justifican balas de goma en sus listas como Podemos? Es una contradicción insostenible decir que con Podemos no basta para derrotar al capitalismo pero luego no fortalecer la organización comunista imprescindible para acabar con este.

Repiten las mentiras de la burguesía que siempre ha llamado sectarios a los comunistas. Si tan sectarios son los militantes del PCE (r) que no pueden ganarse a las masas, ¿por qué el Estado los encierra 11 años? Si supuestamente llegamos a tan pocos quienes denunciamos el oportunismo, ¿por qué los oportunistas nos prestan tanta atención? Será que saben que contamos con la razón y que hacer avanzar la razón con tantos obstáculos (entre estos su oportunismo), es difícil al principio, pero que al final siempre acaba venciendo. Será que no soportan ver consecuencia en otros y que se está muy cómodo acatando la legalidad fascista. Para colmo se atreven a decir que nos alegramos del fracaso de Syriza en Grecia, hay que ser cínicos. Ojalá votando a Syriza o a Podemos se pudieran conquistar importantes reformas que mejoraran notablemente el nivel de vida de la clase trabajadora o donde los comunistas tuviéramos más libertades. Seríamos los primeros que iríamos a votarlos. Pero como sabemos que no es así, nuestro deber es avisar, faltaría más. Es como si una persona nos dice que intentará volar y le decimos que es imposible, que se estrellará contra el suelo. Que esta persona se lanzara al vacío y una vez muerta, le explicáramos a la gente que no se puede volar con los brazos y que ya le avisamos. Según la lógica de los oportunistas, nos estaríamos alegrando.

Sectarios son en todo caso los que siguen despreciando la labor de vanguardia de los comunistas avisando de que las ilusiones ciegas son cosa de religiones, valga la paradoja, disfrazados de marxistas. Sectarios son los que desprecian todo lo que vaya más allá del reformismo y quienes reniegan de los principios revolucionarios imprescindibles sobre los que empezar a construir algo sólido. El humo se desvanece, como el gas lacrimógeno que la policía de Syriza lanzó a los que se manifestaban hartos de tanta estafa. Para construir hacen falta unos cimientos fuertes y eso es el Partido comunista, no llevar la rabia a unas urnas donde no hay espacio para quienes no queremos maquillar al sistema. Es lo que los oportunistas no soportan porque no están dispuestos a los esfuerzos que requiere construir algo sólido, lo quieren todo rápido y corriendo, masas al instante a las que llevar a votar a partidos totalmente domesticados por el capital y que son recompensados cobrando por ello. Desde luego así no se ha organizado jamás Revolución seria alguna. Que al menos tengan el detalle de llamar también a Marx, a Engels, a Lenin, a Stalin, a Mao, al Che, etc, “sectarios”, porque su modo de proceder fue empezar siendo cuatro sin dejarse llevar por el oportunismo que los llamaba sectarios y dogmáticos por caminar hacia el Socialismo.